Sinopsis

April Austin no lo ha tenido facil.
Su padre se fue, su madre es alcoholica y vive en un barrio con poco futuro. Sin embargo tiene a Charlie Power, su mejor amigos desde siempre, quien la apoya incondicionalmente.
Pero desde que él sale con Maggie Parker, April se ve en necesitad de un nuevo hombro donde poder descansar.
Entonces aparece Eric Taylor, el guapo y misterioso chico del salon de castigos.
Secretos de la desaparicion de su padre y lecciones de amor irán apareciendo en esta historia.
¿Podrá April vencer los temores de su pasado? ¿Podrá descubrir que sucedio la noche de su quinto cumpleaños? ¿Podrá creer nuevamente en el amor?


martes, 9 de octubre de 2012

Capitulo 32



La fuente.
La habitación del motel seguía igual de horrible que cuando la dejamos. Sin embargo, esta vez encontramos a López en la pequeña mesa de lo que se suponía, era la cocina.
Pasé primero, mientras dejaba mi saco en una de las sillas. Esperé el golpe de la puerta, sin prestar atención a nada más, pero jamás llego.
Mire a Eric que iba detrás de mí y lo encontré parado, completamente atónito, mirando a López de forma fija, hasta un punto que incluso resultaba dramático.
Gire la vista, asustada de lo que podría encontrar, pero al ver los papeles, la lupa y la pequeña portátil en la mesa. López estaba allí, claro, pero su mirada era perdida y sus manos agarraban su cabeza en una posición frustrada.
Pregunté qué sucedía. Nadie respondió.
Me senté junto a López, pero él apenas me miró. Pregunte si algo había sucedido con Clarise o Maggie, pero tampoco sucedió nada.
Sentí la mano de Eric haciendo presión en mi hombro. Supe que eso quería decir que necesitaba hablar con López, pero no pensaba hacerle caso. Quiero decir, yo era parte del equipo, entonces  ¿Por qué nunca me decían nada?
-      April, por favor-. Me miró con ojos serios, algo en su expresión había cambiado y algo en mi también. Siempre sucedía eso ¿Por qué?
-      No Eric, déjanos solos-. Dijo López al fin-.tenemos que hablar.
Su mirada fue de sorpresa, igual que la mía. Pero él no objetó en absoluto, asintió con la cabeza y se fue en una de las puertas.
Un escalofrío me recorrió la espalda. Tenía que ser algo serio, tal vez grave… tal vez sobre Charlie. Me quedé en la silla, toqueteando mi brazalete, ese que Terry me había dado y que llevaba desde el último día en mi departamento.
-      ¿Qué sucede?-. pregunte, con todo mi valor.
Creo, que lo que más temía era algo sobre Charlie. Pero él se tomaba su tiempo en responder y yo me impacientaba en cada segundo.
Realmente pensaba que seria sobre Charlie. Pero luego observé las cosas en la mesa y un cuadro de colores y letras extrañas en la portátil.
Entonces, López me miró y sentí que había lágrimas en aquellos arrugados ojos. Jamás lo había visto así, él era el hombre inquebrantable que ahora parecía verdaderamente preocupado.
A un costado de la portátil, donde yo llegaba a ver, López dejo a mi vista un pequeño frasco. Un líquido estaba dentro. Sangre. Mi sangre.
Supe todo. Entendí porque estaba así, pero de todas formas, necesitaba oírlo de él mismo.
-      Dilo-. Mis ojos ardían y las lágrimas de odio hacia Terry me quemaban-. ¡Dilo!
-      April… escucha, no es lo que crees.
-      ¿Qué no es lo que creo?-. me seque mis mejillas,  enderezándome en mi asiento-. Dime que es entonces, ¿acaso estas negándolo?
-      No, claro que no-. Un silencio se hizo, estaba a punto de salir corriendo de allí-. Tu, April, estas infestada.
Exacto. Infestada.
Sonaba tan… enfermizo. Parecía una especie de locura. Yo era la fuente. Bueno, no toda, pero si una gran parte de ella. La mayor.
Así que Terry se había ido, limpiándose las manos completamente, y no lo digo solo literal, también figurativamente.
Me paré, enloquecida por completo, tire fuerte de mi brazalete y lo aplaste con mis zapatillas contra el piso. No quería aquello.
Tome mi abrigo y me encerré en mi cuarto.
La primera hora solo me recosté en mi cama. Eric había golpeado varias veces, pidiendo que lo dejara entrar, pero yo no podía hacer eso.
¿Cómo se suponía que terminaría todo? Yo quería que él se quedara conmigo y, al mismo tiempo, era lo único que el necesitaba para morir.
No me impedí llorar. Empapé mi almohada de lágrimas, deseando poder ahogarme con ellas. Sin embargo era imposible.
Esa palabra, imposible, me parecía cada vez más irreal. Una mentira gigante. Hacia un tiempo era imposible que la fuente de la juventud existiera. Hacia un tiempo era imposible que alguien nos separara a Charlie y a mí. Hacia un tiempo, era imposible que Pam terminara en una finca, intentando recuperarse, y aun así, allí estaba. Ella se había quedado en la estancia.
Cuando intenté dormirme y no pude, me senté junto a una mísera y pequeña ventana en aquel cuarto. Fuera estaba nevando. No faltaba mucho para las fiestas, un mes tal vez. El tiempo me parecía estúpido desde esto había aparecido en mi vida.
Entonces, sola con mis pensamientos, un montón de cosas aparecieron haciéndome ver la realidad, esa que había negado durante tanto tiempo.
Yo no podía dormir, era una de las cosas que más me costaba. Entendí que era la cantidad de energía, de vitalidad que acumulaba dentro de mí. En lugar de eso, solo dormía cuando estaba con Charlie, eso era sencillo; me sentía segura a su lado, segura que nada me sucedería en un mundo como el nuestro.
También me gustaban los deportes, y eso fue algo a lo que menos sentido le encontré, pero aun así era una causa. Cuando hacia la misma rutina todos los días, la vitalidad desaparecía y, al hacer deportes, regresaba a mí. Todo lo contrario a un humano normal, a quien el deporte lo cansa.
A las personas normales, un clima específico les marca el humor que tendría. El mío era el mismo todo el año, yo no “discriminaba” en ese sentido. Cada día era un nuevo día de vida. Lo cual sonaba algo presuntuoso, pero así era, yo era la vida. Significaba la vida misma.
Y, allí entraba en juego mi salud. Jamás me enfermaba, era vitalidad pura, sanidad pura. Pero estos últimos días, donde la palabra “muerte” rondaba en mi vida en forma cercana, amenazando con Charlie o Eric, dos de las personas más importantes para mí, sentía que un atentado a la vitalidad, a la vida, se estaba llevando a cabo justo frente a mis ojos. Haciéndome sentir vulnerable porque yo no sabía qué hacer si Charlie no estaba en mi vida, y ahora, Eric también formaba parte de ella y daba miedo o terror imaginarme sin él.
Por la noche, cuando la luna ya alumbraba el cielo con poquísimas estrellas, alguien tocó la puerta.
-      ¿puedo pasar?-. pregunto Maggie.
“Perfecto, lo que me faltaba” pensé. Sin embargo, cuando estaba por pedirle que me dejara sola, ella entro en el cuarto como si nada.
-      Hum… ¿Cómo te sientes?-. preguntó con un tono distinto al que siempre había escuchado salir de su boca-. Sé que suena como si el cielo se fuese a caer pero, créeme, no es tan grave. En realidad…
-      Maggie-. Interrumpí con aires secos, lo que menos necesitaba era su opinión-. Aprecio esto pero no creo que… ya sabes, lo necesite.
-      Por supuesto que lo necesitas April-. Se sentó a mi lado, en el frio suelo de la habitación-. Necesitas la mayor cantidad de gente que te quiera. No es sencillo, pero al menos no estás sola como nosotros cuando nos enteramos que nuestra sangre estaba infectada.
Ella tenía razón. Eric no podía contarle a alguien sobre su “milagrosa” recuperación y Maggie, bueno, a ella la torturaban por estar infectada como si fuese un conejillo de indias.
Yo, en cambio, tenía a todos de mi lado. André, Clarise, Maggie, Pam… Eric y Charlie.
Los dos últimos nombres me hicieron temblar. Maggie se acercó y sentí como dudo cuando paso su brazo por mis hombros. Era casi como un abrazo entre amigas. Nunca había tenido una amiga y, ciertamente, me costaba sentirla como una.
-      Hum, sé que apenas quieres escucharme y toda la cosa…-. Se encogió de hombros intentando parecer indiferente, pero yo sabía por las lagrimas asomando en sus ojos, que el tema no le daba ninguna indiferencia-. pero sé cuanto extrañas a Charlie y cuan preocupada estas por esto de la fuente y cómo influye en Eric… Hum-. Hizo una nueva pausa, aquello le costaba y, aunque me gustaba verla tartamudear de tal forma, hice un gesto amable para que se sintiera cómoda-. Y también sé que no le deseo tu posición a nadie y que no me gustaría tenerla por nada del mundo.
-      Maggie, ve al grano-. Sonreí para hacerla sentir menos nerviosa, aquello claramente, era nuevo para ella.
-      La cosa es que, lamento muchísimo no haber ayudado de la forma correcta y haber intentado alejarlos a Charlie y a ti. Realmente, con toda honestidad, siento que esto te suceda y que, en parte sea mi culpa… ya, lo dije.
Ambas reímos. Algo que nos hizo olvidar, por una milésima de segundo, nuestros problemas y, en esa situación, era lo mejor que nos podía pasar aunque fuese por tan poco tiempo.
Nos quedamos en silencio, sentadas, escuchando el barullo de Hamilton Heights y las palabras silenciosas que intercambiaban André (de pronto no sonaba bien llamarlo López), Clarise y Eric en la cocina.
-      ¿April?-. preguntó ella luego de unos interminables instantes en la oscuridad-. ¿tú crees que saldremos con la nuestra, cierto?
La miré extrañada. Aquellas palabras habían sido tan intranquilas e inseguras que me costó reconocer a Maggie puesto que no parecía ser la que yo creía conocer.
-      Quiero decir, sé que tu harás lo correcto al final, créeme cuando lo digo-. La miré, aun más extrañada que antes-. Siempre creí que eras determinada y segura y, aunque no lo parezca ahora, tienes las agallas suficientes para ser quien lleve lo que, tal vez, es la parte más peligrosa de la fuente; muchos codician tu sangre y lo sabes…
Asentí, pero no porque yo creyera en todo lo que Maggie había dicho; sino que sabía que muchos querían mi sangre, tal como Mazon había extraído la de su propia nieta durante años, dejándola débil pero con vida.
Entonces, sin más preámbulos, ella se paró, me sonrió y salió del cuarto. Dejándome sola una vez más.
Por la noche cené con ellos unos macarrones con queso. Todos estábamos en silencio, cada uno con un tema diferente en la mente. El mío, por más increíble que parezca, no era la fuente ni lo mucho que el peligro me acechaba. Por lo contrario, por primera vez tenía miedo de algo real y mágico.
Había visto a Eric durante toda la cena y él me había sostenido la mirada a escondidas del resto, como si fuese nuestro pequeño secreto aunque todos lo sabían. Por esa misma causa, por primera vez me planteaba la inminente existencia de algo que no era odio o cariño. Lo que sentía era mucho más fuerte y me asuntaba más que la fuente. Amor.

2 comentarios:

  1. NOOOOOOOOOOO, QUE LINDO Y QUE TRISTE LA VERDAD... OJALA TODO TERMINE BIEN, PERO HAY ALGO QUE ME DICE QUE NO SERA ASÍ :( BESOS Y LINDO CAPITULO!!!

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  2. Jooooo, quiero saber que pasa, siguela ya jooo!!

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