Prologo.
Hace mucho frio, pero aun tengo esa manía de salir a
correr. Solo que ahora lo hago por las mañanas temprano.
Ya no vivo en Hamilton Heights, aunque lo extraño con
todo mí ser. White Horse es, ciertamente, muy distinto. Aquí todo es muy
pequeño y campestre, y hace frio absolutamente todo el año. Es hermoso.
Esta mañana, por alguna razón, me desperté más temprano
de lo usual. Anoche soñé con Eric. Soñé con aquel primer beso y con el último.
Desde entonces no he podido dejar de recordar cuando todo
comenzó en mi quinto cumpleaños.
Me costó mucho recuperarme de todo cuando la fuente fue
destruida, extrañaba a Eric a tal punto de no querer salir de la cama. La
mañana que Terry y Clarise me confirmaron la destrucción está grabada en mi
mente como uno de los peores días de mi vida. Sin embargo, han pasado veinte
años desde aquello y las cosas han cambiado bastante.
Fue muy difícil salir de Nueva York. En todos lados había
carteles nuestros culpándonos del asesinato de Mazon y, además, nuestras vidas
estaban allí. Sabía que sería difícil, pero tenía a Charlie y él me iba a
ayudar a superar todo eso. Aunque tardáramos años.
Una semana después de destruir la fuente, todos nos
separamos.
Supe que Pam se quedó en la finca, ella estaba tranquila
allí y se encargaba de una pequeña tienda de alimentos en Duane. Nunca volví a
verla.
Clarise regresó a California y se dedico a enseñar
ciencias en una universidad pública hasta que falleció hace un par de años. Se
suicidó. Padecí mucho la noticia, pero su psicólogo aseguro a la policía que
nunca pudo recuperarse de su pasado.
Por otro lado,
Terry se mudó a Guatemala o algún lugar de centro América. Lo último que
recibí de él fue un oso de peluche para Holly cuando cumplió cinco años. Supongo
que quiere reivindicarse. Con el oso venia una pequeña carta, pero parecía ser
que estaba en problemas nuevamente porque no quería dar demasiados detalles.
Pero bueno, esa era su vida y podía vivirla como quisiera.
Maggie es la única persona con la que mantuve contacto
todos estos años. Muy de vez en cuando viene a visitarnos, porque viajar no le
agrada demasiado luego del día de la muerte de André. Hace unos años salió de
prisión. El juzgado de Hamilton Heights la había encontrado culpable del
asesinato de Mazon, luego que ella misma se entregara por voluntad propia. Ya
conocen a Maggie, si hace algo lo toma de forma drástica.
Al salir conoció a un hombre con el que tuvo un hijo muy
parecido a ella, Colín. Es un año mayor que Holly. Ahora ellos viven en
Florida, a unos cuantos kilómetros de aquí.
En cuanto a Charlie y a mí, aun seguimos juntos y lo sigo
queriendo como siempre. En aquellos tiempos, cuando no sabíamos que hacer, él
me convenció de dejarlo todo, de largarnos de Hamilton y empezar una vida para
nosotros. Nos costó graduarnos, toda la escuela nos veía como fenómenos pero,
¿Quién tenía derecho a juzgar en ese lugar? Además, estábamos juntos y eso era
lo que importaba.
Sus padres jamás me aprobaron, ni siquiera cuando Charlie
les enviaba cartas contándoles lo especial que estaban siendo nuestras vidas.
Pero todo empeoro cuando les conto que nos habíamos casado, a partir de eso,
nunca respondieron una carta.
La única persona que respondía en algunas ocasiones era Julianna,
feliz por nosotros dos, pero ella también nos ha dejado. Aunque, al menos,
llego a conocer a Holly y falleció un año después por la vejez. Creo que ella
fue la que tuvo una vida relativamente normal.
Y bueno, Eric sigue en mi corazón. Él fue mi primer gran
amor, quien me enseño que había muchísimas otras cosas además del odio y la desesperación.
Jamás logre conocer alguien como él, de hecho, me agrada escribir cartas para
él de vez en cuando. Siempre que necesito algo, que me hace falta un brazo como
los suyos, aquel toque paternal… siempre que lo necesito a él. Holly conoce
toda la historia, ella sabe que en mi corazón hay otro nombre que palpita tan
fuerte como el de Charlie o el suyo. Cada suspiro que doy, cada vez que Holly me
habla sobre sus profesores y los castigos, le explico que no todo es lo que
parece. Mírenme a mi si no me creen, jamás habría imaginado lo que conllevaría ser
castigada por una pelea.
He cambiado mucho en estos años. He aprendido que la
familia es lo más importante que tengo y, a pesar de no tener a André, a Clarise…
a Eric, ellos me quisieron como a nadie. Ellos dieron sus vidas por mí, por mi
felicidad y, algunas veces, siento que no fui lo suficientemente agradecida. Pero
luego veo a Charlie, feliz con Holly y lejos de todo lo que alguna vez nos hizo
daño, creo que cada batalla valió la pena. Porque la vida vale la pena. Y creer
en eso, es la mejor manera de demostrarles mi gratitud.
Regreso a la casa que tenemos frente al lago y allí están
ellos. Holly y Charlie. Son los dos tan parecidos, ella tiene sus ojos, sus
risos, su color de pelo, su sonrisa. Es hermosa.
Agradezco todos los días estar aun para disfrutar de
ellos. Y lamento que Eric no esté aquí, estoy segura que le fascinaría verme
haciendo lo que él siempre quiso que hiciera.
Charlie se acerca y me besa. El paso del tiempo no se
nota en él y, ciertamente, en mi tampoco. Sus labios frescos, suaves, dulces. Desde
que estamos juntos, comencé a tolerar lo dulce y sus besos son mis favoritos. Siempre
tan lento, tranquilo, tomando su tiempo para saborear esos minutos que ambos
anhelamos cuando no estamos juntos. Él es mi gran aventura, él y Holly son lo
que el destino me tuvo deparado tanto tiempo. Mazon, Rupert y la fuente solo
era el comienzo porque ahora, tengo algo más importante porque vivir. Amor.
Por increíble que parezca, los dos parecemos aquellos chicos
que salieron de Hamilton Heights en busca de algo que los hiciera felices. Sin
darnos cuenta que, lo único que necesitamos para serlo realmente, es tenernos
el uno al otro. Porque, de eso se trata la vida: de vivirla junto a alguien
especial. Y Charlie es ese “especial complemento” que siempre deseé.
Fin.
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